Las 5 reglas de Silicon Valley
No importa dónde vivas o qué tipo de negocio estés
iniciando, puedes aprender a ser un mejor emprendedor si observas qué es lo que
‘enciende’ al Silicon Valley. Incluso si eres dueño de un pequeño negocio en tu
vecindario, la habilidad de innovar, de adaptarse y de crecer es crucial para
mantener viva tu empresa. Y es que lo que un día parece un negocio sostenible
puede volverse obsoleto al siguiente; he visto que esto suceda demasiadas
veces.
¿Pero cómo se adaptan los emprendedores del Silicon Valley?
En pocas palabras: siendo flexibles. Esa flexibilidad se mantiene a través de
una serie de reglas no escritas sobre cómo las personas interactúan entre
ellas. Estas reglas forman una especie de contrato social invisible que apoyan
a los emprendedores mientras innovan y
se ajustan al siempre cambiante mercado.
Éstas son las cinco reglas no escritas de Silicon Valley que
pueden funcionar para cualquier emprendedor, sin importar dónde se encuentre:
1. Confía y sé confiable
He notado que generalmente es más difícil forjar nuevas
relaciones de negocios fuera del Silicon Valley. En algunos lugares, los
‘nuevos’ son vistos con sospechas durante años. En cambio, en Silicon Valley,
cualquier reunión en una cafetería puede convertirse en una alianza de negocios
al día siguiente.
Las barreras sociales altas -ya sean causadas por la
geografía, la cultura, el idioma o la desconfianza- pueden terminar una
relación incluso antes de que empiece. La tasa de innovación incrementa cuando
las personas rompen con estas barreras y crean puentes de confianza fuera de
sus círculos habituales. Hacerlo es crucial ya que la innovación surge cuando
las personas contribuyen con diferentes ideas, habilidades y conexiones.
2. Busca justicia, no ventaja
He encontrado que muchas personas tratan a los negocios como
un juego donde un lado gana y el otro pierde. Los inversionistas suelen ser los
peores en esto. Sin embargo, los capitalistas de riesgo más exitosos saben que
deben tratar a sus emprendedores con justicia.
Aquí una lección que a muchas personas les cuesta aprender:
No puedes innovar solo; necesitas socios que tomen el viaje contigo. Los
empresarios sabios tienen la humildad de buscar colaboraciones positivas con
otros, y están dispuestos a sacrificar sus intereses inmediatos por los
resultados de largo plazo.
3. Haz cadenas de favores
Presenta a otras personas en tu misma red; regresa llamadas
telefónicas; conviértete en un mentor. Podrías pensar que no recibirás nada a
cambio, pero en realidad estás obteniendo algo de muchísimo valor: una gran
reputación. Poco a poco notarás que te has convertido en un experto, en alguien
en quien las demás personas pueden confiar e, igual de importante, alguien
sobre quien pensar.
4. Abre puertas y escucha
Una vez le presenté un trato a otro inversionista de riesgo,
quien pasó la mayor parte del tiempo en el que le hablaba escribiendo un
mensaje en su celular. Y se perdió una gran oportunidad.
Escuchar es clave para construir relaciones y satisfacer
necesidades. No quieres ser el que rechacé al próximo Mark Zuckerberg, ni
tampoco hacer monólogos en tus conversaciones. Haz preguntas y sigue
aprendiendo. Crea un ambiente en el que las opiniones y los talentos diversos
sean valorados, y donde los ‘nuevos’ no se mantengan como desconocidos.
5. Experimenten juntos
Aquí un pequeño truco que aprendí de mis amigos diseñadores
de Stanford: Practica decir ‘sí’ en lugar de ‘no’ a cualquier idea. ¿Todas
estas oportunidades serán buenas y fructuosas? Claramente no. Pero crear un
espacio de trabajo en el que no hay malas ideas, permite generar las buenas.
Thomas Edison probó más de 2,000 materiales antes de desarrollar un foco
funcional. Los errores no te definen, te perfeccionan.
No dejes que el miedo al fracaso te detenga de intentar algo
nuevo o de tomar los consejos de los demás. Si las cosas no funcionan bien,
adáptate, recárgate e intenta de nuevo.

Comentarios
Publicar un comentario