¿Quién es un buen vendedor?
Es justo decir que el éxito de todas las empresas depende en
gran medida de su capacidad para vender sus productos y servicios, dicho de
otra forma; para que una empresa sea rentable y crezca necesita de un buen
equipo comercial.
1.- Quiere que le compren (contrario a querer vender)
En alguna ocasión comprando un auto, cuando el vendedor me
recibió en la concesionaria y me entregó su tarjeta de presentación su puesto
lo describía como “Asesor de Compra”; mi primera impresión fue de sorpresa
tirándole a pedantería.
Sin embargo durante su presentación; el asesor primero
preguntó lo que buscaba, si tenía o no familia, mis gustos y presupuesto. Hasta
después de obtener toda la información que necesitaba me llevó a los 2 modelos
que de acuerdo a mis peticiones y su criterio eran los adecuados. Esta
experiencia fue muy interesante porque él mismo descartó el auto que estaba de
“oferta” para ofrecerme “lo que buscaba”. Él no quería vender, “él quería que
le comprara”, y para redondear la anécdota, sí compré.
2.- Está dispuesto a hablarte de las “letras chiquitas”
El mejor vendedor, especialmente en la industria de
servicios, es aquel quien desde el principio pone sobre la mesa restricciones,
limitaciones de garantía y costos adicionales, dicho de otra formas las
coloquialmente conocidas como “letras chiquitas”. Este tipo de vendedor conoce y comunica las
razones por las que no deberías comprar, inclusive, éstas razones para no
comprar, pueden ser específicas para tu perfil o circunstancias como cliente.
Un vendedor que te muestra los “porqué no” es un profesional que está verdaderamente
preocupado por que compres lo más adecuado para ti, pero sobre todo está
consciente que la venta personal en gran medida implica la construcción de
relaciones “ganar-ganar” y de cuidar su reputación; así apostándole a que lo
refieras con otros posibles clientes.
3.- Prudencia, prudencia, prudencia
¿Cuántas veces hemos dejado de comprar simplemente por nos
“dieron un seguimiento muy intenso”? Imagínate que el vendedor te habla para
ofrecerte un coche, el día de tu pérdida total justo cuando estás entregando tu
auto hecho pomada en el centro de valuación ¿Le comprarías? Esto realmente
sucede y por supuesto que afecta la percepción del cliente hacia el vendedor.
El oportuno seguimiento es un arte, detalles como comunicarse contigo
únicamente en horario de oficina, preguntar por WhatsApp si es oportuna o no
una llamada o tomar acuerdos sobre una fecha tentativa de seguimiento, son
pequeños detalles que se agradecen y que además dan frutos en un proceso de
compra.
4.- Siempre te ofrece una salida
Los vendedores agresivos, en el buen sentido, insistentes y
que presionan mucho, he de confesar que no son mis favoritos. En el mundo de
las ventas, la mayor parte de los ingresos provienen de comisiones (por no
decir que el 100%) sin embargo, cuando te presionan demasiado más allá de
generar empatía contigo provocan una extraña sensación en tu estómago de que
“aquí hay gato encerrado”. Un buen vendedor es quien después de su “speech”,
aborda tus dudas, objeciones, termina la conversación y se “levanta de la
mesa”.
En un proceso de compra sano y centrado en el cliente, quien
compra siempre debe conocer plazos para decidir, razones para no comprar,
conocer las promociones vigentes y el vendedor simplemente debe actuar como
facilitador para la toma de decisión. Empujar la venta (inclusive cuando
funciona) atenta terriblemente contra la construcción de una relación de largo
plazo con el cliente, no genera recomendaciones e inclusive eleva sensiblemente
el riesgo de cancelación. Por ejemplo: en la industria de seguros una “mala
venta” tiene un 61% más probabilidades de cancelarse anticipadamente.
La decisión de compra siempre estará en tus manos, pero
toparse con un vendedor, cálido, profesional, respetuoso y conocedor de su
producto o servicio ayuda… ¿A poco no?

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